La Gioconda

Esta copia anónima de la Gioconda que posee el Prado no fue apreciada durante muchos años, recientemente restaurada ha quedado de manifiesto su bello color, las transparencias del tocado y del manto y la belleza del paisaje totalmente ideal. Los estudios técnicos han demostrado que es la copia más antigua de la Gioconda, realizada en el mismo taller del pintor, en la misma época y con toda probabilidad por uno de sus alumnos más cercanos. En esta obra podemos apreciar el “sfumato” o perfil difuminado, que es uno de los rasgos del estilo de Leonardo que crea un modelo de retrato clásico del Renacimiento. La belleza de sus manos y lo enigmático de su sonrisa la convierten en una de las obras maestras del arte universal.

El museo no posee ningún trabajo de Leonardo da Vinci. Pintó pocas obras en comparación con las que hizo Rafael, y de las que el Prado reúne una gran colección.

Estaba muy ocupado con sus máquinas y sus inventos. Trabaja en Italia y es allí donde pinta este retrato tan polémico, hasta en la persona que representa que se supone que es Mona Lisa, esposa de Francesco de Giocondo, de ahí su nombre. El pintor llevo con él esta obra cuando al final de su vida acepta la hospitalidad del rey Francisco I de Francia. Dejando al rey su célebre cuadro que hoy es la obra más significativa del museo del Louvre.

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Textos (a) Catalina Serrano Romero